martes, 5 de mayo de 2009

GUSTAVO PALAVECINO: EL POETA Y LA TUERCA GIRADA


GUSTAVO PALAVECINO: EL POETA Y LA TUERCA GIRADA


Hay trabajos que suponen un tour de force y que, como haría un gato nuevo o una ráfaga de viento de un millón y ¼ de kilómetros por segundo, te toman de las chascas y te sacuden. Es necesario girar la tuerca, es preciso intentar el ejercicio de tensar el arco.
Hace unos meses leí un poema de Gustavo Palavecino; aquel trabajo, aunque no me disgustó del todo, no me llegó tanto (de pronto sólo cosas de momento, de andar con la menstruación mental, qué sé yo, vaya uno a saber). Hace poco, no obstante, en el contexto de una lectura en que participaron varios connotados poetas, pude oír, desde el cómodo lugar de público, a Gustavo Palavecino: fue una maldita rica experiencia. Vi una actitud Zen, Zen por ciento Zen: y dediqué ese tiempo a fijarme en la tensión del arco. Entre otros, leyó el poema La Curtiembre. ¡Uf! Era otro poeta, eran poemas con otro peso, una densidad diferente, cualitativamente diferente: vi madurez, la oí, la degusté, la leí. Madurez, oficio. Eso se consigue madurando y trabajando con oficio —no hay otra.
La Curtiembre es un poema mayor; usa el guiño pero universaliza (pocos saben hacer eso, y poco es poco, sobre todo no es nunca más que poco, señoritas y señoritos); hay un tono que es al mismo tiempo solemne y coloquial, atado a una sonda en plena vena —la nuestra— en que sentimos el deambular de una reiteración, un estribillo que está vivo y nos toma y nos conmueve y remueve. Así debe ser un buen poema, justificadamente molestoso; que no nos deje impávidos, que salga a echar piedritas en los zapatos, ajíes en las orejas, espinas o navajas oxidadas bajo los párpados del corazón.
Gustavo Palavecino es hoy por hoy uno de los mejores poetas que me ha tocado leer y escuchar. Es, no un buen poeta a nivel regional o nacional o a nivel hispanoamericano, es un buen poeta “aquí y en la quebrá del ají”. Con signos de esta laya, podemos ver un vivo viviente que se llama Poesía y que, afortunadamente, pica como cacho ‘e cabra.
Acá La Curtiembre de Gustavo Palavecino.



K. Ramone

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Gustavo Palavecino


Medio vivo medio muerto por bulevares de desconcierto
mi cuerpo deriva sangrante
porque vengo recién saliendo de la curtiembre
donde fui despellejado vivo
y pude ver, a vista y paciencia de la sociedad de consumo,
como mi piel era machacada, puesta en sal en la curtiembre
y luego ofrecida al sol y a las moscas de la curtiembre.



Jamás olvidaré aquel hedor de la curtiembre,
ni la piedra de machacar, ni la sal, ni las moscas de la curtiembre
porque me despellejaron vivo a vista y paciencia de la inspección del trabajo,
a vista y paciencia de las reformas laborales y el sueldo mínimo,
me despellejaron en la curtiembre para fabricar chaucheras y corsés:
artículos de lujo para atraer a otros desgraciados a la curtiembre
que terminarán como yo, entrando y saliendo de la curtiembre,
como iguanas, despellejándonos una y otra vez para la curtiembre.


Todos los que han estado una y otra vez en la curtiembre
actúan como si jamás hubiesen puesto un pie en la curtiembre;
y a los señores de la curtiembre no les interesa ni tu carne ni tus interiores,
sólo les interesa despellejarte vivo, machacarte la piel en la curtiembre
y acelerar la regeneración para que ingresemos una y otra vez a los pabellones de la curtiembre.
Lo primero que te quitan son los párpados
para que jamás ingrese alguien dormido al mesón de la curtiembre
y te despellejan vivo para hacer spots televisivos de la faena de la curtiembre.



Machacan tu piel, la machacan una y otra vez los empleados de la curtiembre,
porque a los señores de la curtiembre no les gusta ensuciarse las manos,
ellos sólo diseñan estrategias para aumentar la producción de la curtiembre
y hay que decirlo: los empleados, la mayoría de las veces, terminan descuerados
también en la curtiembre.
Nadie termina muerto en la curtiembre,al menos no en el corto plazo,
en algunas oportunidades eres despellejador, en otras despellejado
puedes despellejar a tu esposa, a tus hijos o quizá ellos terminen despellejándote a ti,
porque así es la vida en la curtiembre,
es un ir y venir,
porque salimos y entramos una y otra vez a las dependencias de la curtiembre,
entramos para que nos despellejen vivos en la curtiembre,
para que nos rajen la piel en la curtiembre y la machaquen,
la machaquen una y otra vez.



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5 comentarios:

Juan Carlos Veloso dijo...

Es un asqueroso buen poema, lo que pasa es que al escuchar curtiembre, no puedo dejar de imaginar un video que ví cuando despellejaban vivos a unos animales e imaginarme ahí entrando con la sonrisa de plato a la curtiembre por voluntad propia y eso es lo peor, por voluntad propia.
Saludos señor Ramone.

Anónimo dijo...

That's right, y también por lo que dices, amigo Veloso, este poema es grande, por el tipo de material sobre el que se construye.
Un abrazo grande.
KR, El Perro de Tarkovski

Sylvia Rojas Pastene dijo...

Me pasó algo muy parecido, al comenzar a escuchar el poema ( que digo poema, como dice Kato, el poemazo) desperté y las antenas inconfundibles, se aletargan cuando se oye pero se enderezan cuando se escucha.
Ya le dije en el encuentro Cruz & Ficcion, como que me habia parecido su poema La Curtiembre, pero si hay que reiterarlo aqui vamos de nuevo. Felicitaciones no de sordos, pero si el quiere a ritmo de su roja y negra.
Gracias Katioski

Bru (note) dijo...

Así es: "pica como cacho ‘e cabra" en nuestros cuerpos despellejados...
Un súper poema que también podría haberse titulado "Historia".
Un abrazo

amo_a_palavecino dijo...

Bueno...Escalofriante...!!!!