miércoles, 30 de septiembre de 2009

Juan Luis Martínez: Poeta Azul (o verde o amarillo o lila o rojo o fucsia...etc.)

Juan Luis Martínez = Juan Luis Martínez: Poeta Azul (o verde o amarillo o lila o rojo o fucsia... etc.)

Juan Luis Martínez (1993 - 1942). Acerca suyo ya hablamos en este mismo blog: right here! Por favor, no golpeen la puerta con martillo. Miren que nuestra cabeza proviene del martillo. No jodan, no molesten. Si ya les dije ya que este señor Martínez, Luis o Juan, no creía en la jodida territorialización de Egoland. Era poeta nomás. Déjennos morir tranquilos. Ya que no nos dejaron vivir. Soy un gato, un gato al cuadrado. La tierra es una ratita, una lauchita loca que se ha comido a sus gatos, enteritos, verdaderitos, culiaditos, chilenitos, ciudadanitos, mititos, cosmitos, diminutivitos. ¡HASTA CUANDO MOLESTAN! Déjennos morir tranquilos, ya que no nos dejaron vivir. Juan Luis Martínez es uno de los mejores poetas del mundo. No quiero decir de Chile, porque eso es un suicidio del análisis crítico. Deja de golpear con la guadaña, muerte de mierrrrrrrrrrrrrr..., deja de golpear la ventana al revés del ataúd.

K. Ramone
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Poemas/textos escritos por un caballero que era poeta y se llamaba Juan Luis Martínez 
(........1942-1943-1944-1945-1946-1947-1948-1949-1950-
1951-1952-1953-1954-1955-1956-1957-1958-1959-1960-
1961-1962-1963-1964-1965-1966-1967-1968-1969-1970-
1971-1972-1973-1974-1975-1976-1977-1978-1979-1980-
1981-1982-1983-1984-1985-1986-1987-1988-1989-1990-
1991-1992-1993........... )


LA CASA DEL ALIENTO, *
CASI LA PEQUEÑA CASA DEL ( AUTOR )



a Isabel Holger Dabadie
a Luis Martínez Villablanca





(Interrogar a las ventanas
sobre la absoluta transparencia
de los vidrios que faltan)





a. La casa que construiremos mañana
ya está en el pasado y no existe.

b. En esa casa que aún no conocemos
sigue abierta la ventana que olvidamos cerrar.

c. En esa misma casa, detrás de esa misma ventana
se baten todavía las cortinas que ya descolgamos.


* "Quizás una casita en las afueras
donde el pasado tiene aún que acontecer
y el futuro hace tiempo que pasó".
(De T. S. Eliot, casi).



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TAREAS DE POESÍA




Tristuraban las agras sus temorios

Los lirosos durfían tiestamente

Y ustiales que utilaban afimorios

A las folces turaban distamente.



Hoy que dulgen y ermedan los larorios

Las oveñas patizan el bramente

Y las fólgicas barlan los filorios

Tras la Urla que valiñan ristramente.


EXPLIQUE Y COMENTE



1. ¿Cuál es el tema o motivo central de este poema?
2. ¿Qué significan los lirosos para el autor?
3. ¿Por qué el autor afirma que las oveñas patizan el bramente?

4. ¿Qué recursos expresivos encuentra en estos versos?:



"Y las fólgicas barlan los filorios
Tras la Urla que valiñan ristramente".


5. Ubique todas aquellas palabras que produzcan la sensación de claridad, transparencia.
6. ¿Este poema le produce la sensación de quietud o de agitado movimiento? Fundamente su respuesta.

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viernes, 11 de septiembre de 2009

VIVIR CON B: PALABRAS ACERCA DEL FOTÓGRAFO ANTOINE D'AGATA Y HASTA QUE EL MUNDO YA NO EXISTA

VIVIR CON B:
PALABRAS ACERCA DEL FOTÓGRAFO ANTOINE D’AGATA

Por K. Ramone



Un caos a punto de desatarse, un punto de fuga implícito, cautelosamente al acecho, asechador a veces. La sensación de estar rondando, o estar siendo rondado por, algo como un infierno, al borde del infierno. Aquí algo se entreteje, aquí algo se está armando, aquí algo va a pasar. Aunque no pase. Ojalá ocurriera, pero predomina la longitud de la prefiguración, el abismo en ciernes. Esa angustia. Esa carga. El cuchillo (de tiempo o espacio), el cuchillo (o el esbozo de un cuchillo en penumbras) está aún oculto, y lo terrible es saber que está ahí, aguardando. Y lo terrible es entonces ponernos en la situación sicótica, sicopática —snuff movie—, de no alejarnos del peligro y el morbo, no taparnos los ojos, más bien abrirlos por completo, tentarnos por la curiosidad. Tal desasosiego marca la deriva de muchos pasajes de la escritura de Roberto Bolaño. Bolaño —que leyó a Kafka, el primer guionista porno de la historia— no nos narra el infierno, nos sitúa en algo peor: la espera en la antesala del infierno. Pienso, primero, en cuentos: El Ojo Silva, Gómez Palacio, Dentista, Putas Asesinas, Prefiguración de Lalo Cura, Joanna Silvestri y, por supuesto, Últimos Atardeceres en la Tierra. Pienso en páginas de Estrella Distante; pienso en páginas de Los Detectives Salvajes, moviéndose en los extramuros de un D.F. de noche, aunque no sea de noche. Pienso en un cuarto sin luz eléctrica y en un cuarto húmedo con luz eléctrica, aunque mal iluminado; en la pared de uno hay un espejo, en la pared del otro también hay un espejo: lo que está en los espejos y no en los cuartos es lo que da sentido a la inexistencia o la debilidad de la luz, pero de la luz eléctrica. Pienso en 2666, en La Parte de Fate (que en inglés significa hado, destino) y en La Parte de los Crímenes (inevitable aplaudir la expansiva lectura de Ellroy). Pienso, ahora solitario en casa, en lo que se oye, lo que se acerca, lo que se mueve, lo que muere y no resucita, lo que emerge y se esconde. A veces —y esto es como si se lo dijera a un amigo en sus veintitantos— dan deseos de matarse o de ponerse a llorar. Tal vez, entonces, deberíamos matarnos o ponernos a llorar. O algo todavía peor: ni matarnos ni llorar. Eso también se parece al infierno.

He hablado del escritor Roberto Bolaño, pero no se equivoquen: también estaba hablando del fotógrafo Antoine d’Agata.
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Antoine d'Agata nació en Francia en 1961. Es miembro de la prestigiosa y mítica Agencia MAGNUM. Para algunos acaso resulte extraño que Magnum tenga entre sus miembros a esta oveja negra, oveja bella pero negra. Para mí, el dato habla bien de la apertura de Magnum a distintas voces o, más bien, miradas o, más bien, en el caso de d'Agata, bocas, ojos, cuartos oscuros en extramuros.
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HASTA QUE EL MUNDO YA NO EXISTA
(UNTIL THE WORLD NO LONGER EXISTS)
Por Antoine d’Agata
Traducido al español por K. Ramone

La noche, el sexo, el vagabundeo... y la necesidad de fotografiarlo todo, no tanto el acto percibido, sino más bien la simple exposición a las comunes e incluso extremas experiencias... Es parte inseparable de la práctica fotográfica, en cierto sentido, intentar atrapar la existencia o el riesgo, el deseo, la inconciencia y lo fortuito, elementos todos que continúan siendo esenciales. Ninguna postura moral, ningún juzgamiento, simplemente el principio de afirmación necesario para la exploración de ciertos universos, para internarse en lo profundo, sin precaución alguna. Un viaje en la fotografía hacia el punto de fuga del orgasmo y de la muerte.

Intento establecer un estado de mundos nómadas, parcial y personal, sistemático e instintivo, de espacios físicos y emociones en que soy completamente un actor. Y evito definir de antemano lo que estoy a punto de fotografiar. Las fotos son tomadas al azar, de acuerdo a la oportunidad y las circunstancias. Las opciones hechas, considerando todas las posibilidades, son subconscientes. Pero las obsesiones mantienen su constante: las calles, el miedo, la oscuridad, y el acto sexual... Sin mencionar tal vez, al final, el simple deseo de existir.

Más allá del sujeto, de las almas perdidas y del vagar nocturno, de las escenas de fellatio y de los cuerpos en absoluto abandono, busco revelar cierto tipo de división a través de la mixtura de cuerpos y sentimientos, revelar fragmentos de sociedad que escapan a cualquier análisis y la inmediata visualización del hecho, pese a que son, no obstante, sus principales elementos.

La brutalidad de la forma, la intensidad de la visión nos obliga, más que las imágenes que pretendo documentar, a involucrarnos con la realidad de lo que estamos viendo. Puede que el espectador exista entonces, ya no descubriéndose en la posición de voyeur o cliente, sino compartiendo una experiencia extrema, preguntándose acerca del estado del mundo y de sí mismo.

El sentido de la pérdida de la visión del sujeto puede parecer una paradoja en un género documental en que trato de imponer mi subjetivo punto de vista, en una autobiografía cargada de viajes y vagabundeo. Pero el strip tease emocional, que es el que me permite entrar en las páginas de este íntimo, fotográfico diario, parece conducirme inevitablemente hacia este punto de fuga.

Una fotografía no es nada más que una mentira. El espacio es aislado; el tiempo, manipulado. He ahí dos incontrolables falsas apariencias de una imagen condenada a escoger entre la hipocresía —y buena consciencia— y ser una farsa. El lenguaje usado es a menudo de una clase: dominador pero alienado, inconsciente de la materia real a su alcance: apariencia, ambigüedad, el imaginario. En mis fotografías, en mi práctica diaria de la mentira, no puedo pretender describir nada sino mi situación en sí misma (mis normales estados de ser, mis pervertidas intimidades)... Sólo puedo comentar la mera insignificancia del momento fotográfico.

Destinado a la antología de un reducido conocimiento, de castradas experiencias, el fotógrafo se apropia para sí mismo de gestos, desvía los actos y regurgita señales que “indican” nuestra relación con las imágenes y determinan nuestra percepción de una realidad que ha llegado a ser hipotética. Y así, el mundo se limita a iconos, un altar en directa oposición a los rituales que el fotógrafo practica. Pero si la liturgia, el orador y el sermón son aún instrumentos de un vigoroso culto, entonces, para los fotógrafos, verdad y libertad son encontradas sólo en el reino de la confesión.

Intento distanciarme de cierto tipo de fotografía documental que, con el fin de presentar una compleja realidad, se aprovecha a menudo de símbolos demasiado fáciles de leer y asimilar, en un balance discutido interminablemente, una y otra vez, entre la fotografía como instrumento de documentación y la fotografía como algo completamente subjetivo. No es el ojo que la fotografía posa sobre el mundo lo que me interesa, sino su más íntima compenetración con ese mundo.

Las únicas fotografías que realmente existen son las imágenes “inocentes”. Las hallamos en el álbum de fotos familiar o en los archivos policiales. Más allá de servir como simple documentación de la realidad o de cierto sentido estético, ellas testifican el rol del fotógrafo, su implicación, la autenticidad de su posición en aquel momento. Las composiciones de luz, narrativa, ya no son, para mí, problemas fundamentales, sino superfluas mentiras. ¿Qué me interesa hoy en una imagen? La perspectiva que ha justificado el acto de la fotografía, la interferencia de la experiencia, el continuo de la escena, la textura, el material, el significado del autorretrato, del individuo, la incoherencia de la secuencia desplegada, la maniaca reconstrucción de la azarosa experiencia: las fotografías, como las palabras, carecen de significado cuando están aisladas...

Para criticar de un modo coherente, la imagen dominante realmente requiere de una foto que esté lúcida en medio de su confusa situación, de la experiencia entre un vistazo y una buena, sólida mirada, la cámara y el inconsciente, en su concordancia fundamentalmente contaminada con la realidad y la ficción. Este enfoque no puede concebir aquello en la multiplicidad, asociando técnica y práctica, a veces opuestas una a otra en su uso del lenguaje fotográfico; lo que yo busco es revelar las inherentes contradicciones en el “uso” de la fotografía documental, que supuestamente debería transcribir la realidad tangible, cuando al mismo tiempo no hace más que reportar una miríada de experiencias.

Puedo entonces hacer uso del mundo para mis propios fines y, en una experiencia básicamente solitaria, remodelarlo y transformarlo a voluntad, casi como si, sin imágenes, el mundo ya no existiera.





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martes, 8 de septiembre de 2009

El Ojo Silva: anotación en torno a un párrafo


El Ojo Silva: anotación en torno a un párrafo

Por K. Ramone

“Ignoro cuánto rato estuvimos en silencio. Sé que hacía frío pues yo en algún momento me puse a temblar. A mi lado oí sollozar al Ojo un par de veces, pero preferí no mirarlo. Vi los faros de un coche que pasaba por una de las calles laterales de la plaza. A través del follaje vi encenderse una ventana.” Éstas son, para mí, las mejores líneas del Bolaño cuentista. Pertenecen a El Ojo Silva. Es un párrafo muy técnico, pero, a diferencia de muchos textos ahítos de técnica, es además exquisito. Bolaño consigue revelar lo no visto; vemos al Ojo Silva por lo que oímos y lo vemos con toda la nitidez de la fragilidad más grande del mundo: es la foto perfecta tomada por un ciego vidente; es en realidad la flecha Zen haciendo fama, pero en el exacto centro del blanco. Y el centro está, en esas pocas líneas, todo el tiempo esparcido, pues lo que reina allí es la periferia, interior y exterior.

Primero, el narrador (¿Arturo Belano?) ignora la duración del silencio. Luego, sabe del frío no por el frío, sino porque en algún momento empieza a temblar. Luego, oye sollozar al Ojo Silva, a su lado, y lo cumple dos veces, dos veces lo oye sollozar (este acento de Bolaño es sutil y al mismo tiempo terrible), pero prefiere no mirarlo. No ve un coche, lo que ve son sólo los faros de un coche que pasa y que, además, lo hace por una de las calles laterales. No ve encenderse, a través de una ventana, la luz de una casa: ve que una ventana se enciende, y la ve a través del follaje.

Se que he leído muchas veces El Ojo Silva y sé que he leído muchas más el párrafo de marras. Sé que lo emprenderé otras tantas y sé, por supuesto, que no me dejará de asombrar la dimensión narrativa de numerosos párrafos de Roberto Bolaño, pero sobre todo de ése. Lo remarco, pocos, muy pocos escritores —defiendo la validez de este énfasis— tienen un dominio tal de la imaginación y de los recursos técnicos como para permitirse esos lujos narrativos. La maestría para exponer la extrema vulnerabilidad de un par de hombres deducidos del infierno, pero mostrando aquello que no se ve o lo que es apenas vislumbrado. Hay un verbo morando en toda la escena: Estar.


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Referencia: Bolaño, Roberto. 2001. Putas asesinas. Barcelona: Editorial Anagrama.


martes, 1 de septiembre de 2009

Rabelais (Alcofribas Nasier), 1494-1553: DE CÓMO GARGANTÚA NACIÓ...


Rabelais (Alcofribas Nasier), 1494-1553:
DE CÓMO GARGANTÚA NACIÓ DE UN MODO MUY EXTRAÑO
(fragmento)



Al poco rato, Gargamelle empezó a suspirar, a lamentarse y a llorar. Al instante acudió de todos lados un buen número de matronas, las cuales, palpándole la vagina, dieron con algunos trozos de piel bastante maloliente, lo que les indujo a pensar que el niño estaba por llegar. Pero lo que en verdad ocurría era que, en razón al reblandecimiento del intestino recto -al que llamáis tripa cular- se le escapaba el fundamento a consecuencia de haber comido demasiados callos, como ya antes hemos dicho.
Acto seguido, una vieja malcarada de la reunión, que gozaba de gran reputación como curandera y que formaba parte de la comunidad desde que, sesenta anos antes, viniera de Brisepaille, cerca de Saint-Genou, le hizo un astringente tan tremebundo que las membranas de la vagina se contrajeron hasta el punto de que dificilmente habríais podido separarlas con los dientes..., cosa que da miedo pensar; otro tanto hizo el diablo en la misa de San Martín, pues luego de tomar por escrito los chismorreos de dos mujeres galas, estiró a fuerza de dientes su pergamino.
Esta dificultad hizo que se relajaran los cotiledones de la matriz, por los cuales saltó el niño, que penetrando por la vena cava y subiendo luego por el diafragma hasta los hombros, donde dicha vena se divide en dos, tomó el camino de la izquierda y salió por la oreja del mismo lado.
En cuanto hubo nacido, no exclamó como los otros niños: "Migas, migas!" sino que grito con fuerza: "¡A beber, a beber!", como invitando a todo el mundo. Y tales fueron sus gritos, que se le oyó en todo el país de Beusse y de Bibarais.
Dudo que deis credito a tan extraño parto. Y si, en efecto, no lo creéis, no me importa. Mas un hombre de bien, un hombre sensato, debe creer siempre lo que le dicen y lo que ve escrito. ¿Atenta esto contra nuestra ley, nuestra fe, nuestra razón o contra la Sagrada Escritura? Por mi parte, nada hallo en la Santa Biblia que vaya en contra de ello. Pero si esa hubiera sido la voluntad de Dios ¿diríais acaso que no estaba en su poder al hacerlo? Por merced, no turbeis nunca vuestro entendimiento con tan vanos pensamientos, porque yo os digo que nada es imposible para Dios y, si El así lo quisiera, en lo sucesivo todas las mujeres parirían sus hijos por la oreja.
¿No fue Baco engendrado en el muslo de Júpiter?
¿No salió Croquemouche de la pantufla de su nodriza?
¿No nació Minerva de la cabeza y por la oreja de Júpiter, y Adonis por la corteza de un árbol de mirra?
¿No nacieron Cástor y Pólux de la cáscara de un huevo puesto y empollado por Leda?
Pero mucho más admirados y sorprendidos estaríais si os expusiera ahora aquel capítulo de Plinio en que habla de partos raros y contra natura. Pero yo no soy un embustero tan ilustrado como él lo fue. Leed el libro VII de su Historia natural, capítulo III, y no me importunéis más con ello.



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