lunes, 27 de julio de 2009

J. RODOLFO WILCOCK: EXTRAÑAMIENTO


J. RODOLFO WILCOCK: EXTRAÑAMIENTO



Rodolfo Wilcock es uno de mis escritores predilectos, cosa que por fortuna carece de cualquier objetiva importancia, pues de todas formas es un escritor mayúsculo. La de Wilcock es una escritura de perro loco, de burgués revoltoso, de tipo aparentemente solo en un domingo en Twilight Zone; sus libros merecerían estar en la biblioteca elemental de cualquier zombie tierno y de todo feliz subversivo. A la literatura de Wilcock no le es escatimado el humor, certeza más áurea cuando reparamos en su cercana amistad —¿podría haber alguna amistad que no fuera cercana?...por desgracia, sí— con Borges y compañía. La línea de Wilcock es modulada desde la acidez, no para reírse sino para sonreír, o poner por el revés el rostro a la manera de una camisa sucia; su tema y su tono suscriben asimismo a la niñez y su ingenuidad; su rasgo escritural puede ser repulsivo como una rosa para un maldito; es por supuesto iconoclasta, inverosímil, lúcido, comprensivo, inmisericorde y misericordioso a veces, inconformista y (sobre todo) distinto y (ante todo) tremendamente deudor de tantas lecturas (las mismas de Borges y Silvina y Bioy, además de las absolutamente propias e inconfesables).


Su escritura probablemente será olvidada antes que muchas otras, lo mismo que su dudoso e irreconocible aporte. Pero lo leeremos a través de sucedáneos de menor valía, no necesariamente en el campo chamuscado de la literatura. Su fantasma nos vendrá a penar con voz de vitrola y lecturas en casas en penumbras. También cuando seamos nuevamente niños y queramos tener una última oportunidad para llorar o reír hasta que llegue mamá a consolarnos o besarnos la frente, es decir, cuando ya estemos acabados y esas oportunidades sean, junto con vanas, imposibles. Ahí estará Wilcock con su antilección acerca del Canon. Grande, limpio, consecuente como un loco, lúcido como un animal de circo, bello como un hombre de gran inteligencia. Ahí, dentro de quienes lo hemos leído, de aquellos que no lo han leído, dentro de los que no lo leerán.



K. Ramone

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LOS AMANTES



Por J. Rodolfo Wilcock


Harux y Harix han decidido no levantarse más de la cama: se aman locamente, y no pueden alejarse el uno del otro más de sesenta, setenta centímetros. Así que lo mejor es quedarse en la cama, lejos de los llamados del mundo. Está todavía el teléfono, en la mesa de luz, que a veces suena interrumpiendo sus abrazos: son los parientes que llaman para saber si todo anda bien. Pero también estas llamadas telefónicas familiares se hacen cada vez más raras y lacónicas. Los amantes se levantan solamente para ir al baño, y no siempre; la cama está toda desarreglada, las sábanas gastadas, pero ellos no se dan cuenta, cada uno inmerso en la ola azul de los ojos del otro, sus miembros místicamente entrelazados.
La primera semana se alimentaron de galletitas, de las que se habían provisto abundantemente. Como se terminaron las galletitas, ahora se comen entre ellos. Anestesiados por el deseo, se arrancan grandes pedazos de carne con los dientes, entre dos besos se devoran la nariz o el dedo meñique, se beben el uno al otro la sangre; después, saciados, hacen de nuevo el amor, como pueden, y se duermen para volver a comenzar cuando despiertan. Han perdido la cuenta de los días y de las horas. No son lindos de ver, eso es cierto, ensangrentados, descuartizados, pegajosos; pero su amor está más allá de las convenciones.

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10 comentarios:

ALBERTO NAVERO dijo...

Katíssimo
notable como siempre, ya es un vicio venir sigiloso y sorprenderse en cada acierto tuyo.
Curiosamente leo mientras almuerzo, uno de esos días solos, llenos de la solitaria necesidad de estar solo, sin que nadie te devore con el instinto que sea.
Un abrazo para tí
Tk

Anónimo dijo...

Oh Naverísimo:
Qué gran y grata sorpresa. Usted sabe, siempre es bienvenido en estos pagos.
Un abrazo superlativo de grande.
KR

Anónimo dijo...

Más que extrañamiento, tienes, Kato Ramone, un "entrañamiento" con Wilcock, digo "entrañamiento" porque lo llevas en las "entrañas", lo que se comprende cabalmente después de leer su obra (siempre me sorprende Wilcock, y tú también :)

Ramona Anónima.

Anónimo dijo...

una vez me dijeron algo sobre las entrañas....
deja las entrañas en todo...
¿puede ser atendible en este caso de relación wilcock/tarkovski's dog?
saludos?
no sé?
quizás?
quizás...

roberto a

Anónimo dijo...

Oh Roberto, the Dearest:
It can be...
Perhaps, Perhaps, Perhaps
http://www.youtube.com/watch?v=AV5PwN2e88Y

Thanks a bunch for visiting us, Dear Pal Negro.

Anónimo dijo...

Oh rAMO(R)na:
Me emociona tu visita y comentario.
Me pongo sentimental con estas cosas... como diría el buen Lemebel: ¿me estaré poniendo vieja?
Besos
KR

Sylvia Rojas Pastene dijo...

Estoy cansada,regresar al labore no hace bien, pero comenzar con tarea como esta, me entusiasma y quiero ir luego, sacar mi bolsón con lápices y comenzar a estudiar. Aunque dormiré mejor pensando en esos bocados de amor.
Abrazos con bozal ja ja ja

Anónimo dijo...

Shyvy Kerida: Gracias por esos abrazos aunque con bozal. Y, sobre todo, no nos cansemos todavía, o vamos hacia el cansancio de a pasitos.
Un abrazo y siempre bienvenida, Amiga mía.
KR

ANA ROSA BUSTAMANTE dijo...

hola kato o reinaldo te he conocido ayer, tengo Los Escombros de un Actor Porno, tu poesía me ha atrapado, siempre leo, muchos me raptan, me arrastran, me seducen, me violan, tu poesía me ha dejado ...no sé me ha dejado leyéndola...aquí estoy con tu libro, veo que conoces y amas a omar como yo. gran persona.

saludos.

escríbeme.

anda a mi correo

http://cartasalfuegoanarosabustamantemorales.blogspot.com
http://escuchamecallandochile.blogspot.com
http://arspoeticaerotico.ning.com

saludos y mi apoyo desde valdivia chile ana rosa bustamante

Anónimo dijo...

Muchas Gracias por tu visita Ana Rosa:
Qué bueno que el libro ande circulando por tierras Valdivianas.
Sí, Amo a Omar porque Amar a Omar es como tener un Ramo de Mar, Oh Mar. En fin, debo decir que con Omar hay una relación inmarcesible: fuera de toda retórica, me une con un Omar Lara un amor filial, así de grande. Le debo muchas cosas, de todo orden, y le agradezco ese saber siempre, SIEMPRE, estar conmigo.
He visitado tus terrenos vituales y te envío un saludo muy grande y un abrazo.
Kato Ramone