FRANK MILLER
Digamos que Frank Miller nació el '57. Sigue vivo. Tiene el tipo de rostro de los personajes que dibuja. No sé si aún dibuja. Hoy es una especie de fenómeno mundial (gracias y a causa de las películas basadas en su trabajo gráfico: Sin City, 300). No sé. En su momento vi la adaptación de Sin City y me encantó. Me encantó ver Sin City en movimiento; me encantó ver que el trabajo de fotografía reconstruía las viñetas clásicas de Miller en blanco y negro. Se ha escrito mucho sobre Frank Miller. Yo sólo quiero, acá, darme un gustito. Compartirlo con ustedes. Al fin y al cabo Frank Miller es uno de los mitos de mi adolescencia (me veo tirado en la cama, o sentado al lado afuera de la casa, a pleno sol, tratando de convencerme de que eso que veía lo había dibujado alguien tan insecto como yo, tan libélula, tan hormiga, tan pulga, tan mosca, tan etcétera como yo); al fin y al cabo Frank Miller es una leyenda del cómic. Su reinvención de Batman se le agradece: lo que conocemos hoy de Batman, lo que nos intriga o choca o deprime, en fin, de ese tipo triste vestido de murciélago, se lo debemos en gran medida a Frank Miller. O digámoslo: se lo debemos primero a él. Frank Miller pertenece a la "gran industria Americana", es cierto; tiene, debe tener ahora mucha plata, es verdad; seguramente está, en materia de cotidianidad y de perspectivas, en las antípodas de mi vida, no lo puedo negar; tal vez, o es que tal vez no hay duda de ello, Frank Miller no sueña mis mismos sueños ni le atemorizan las mismas pesadillas que a mí; sin embargo, lo digo con la más rotunda y feliz "irresponsabilidad": me da exactamente lo mismo. Sólo me interesa saber que Frank Miller no es humano a la hora de dibujar, es un superhéroe —como los de sus dibujos y guiones, pero mejor, porque es humano y es imperfecto, y no es musculoso, se le cae el pelo, se le arruga la ropa, tiene pene, transpira, qué sé yo—, es algo fuera de serie en el mundo en serie de la historieta. Podría ocupar mil años de este blog para poner viñetas de cada uno de sus trabajos. Pero he optado por poner algunas tintas de SIN CITY, la ciudad del pecado que se parece demasiado al paraíso que he podido ver dormido —o en la vigilia de algunos días de mi vida cargados al barrote y a los filos metálicos—.
Digamos que Frank Miller nació el '57. Sigue vivo. Tiene el tipo de rostro de los personajes que dibuja. No sé si aún dibuja. Hoy es una especie de fenómeno mundial (gracias y a causa de las películas basadas en su trabajo gráfico: Sin City, 300). No sé. En su momento vi la adaptación de Sin City y me encantó. Me encantó ver Sin City en movimiento; me encantó ver que el trabajo de fotografía reconstruía las viñetas clásicas de Miller en blanco y negro. Se ha escrito mucho sobre Frank Miller. Yo sólo quiero, acá, darme un gustito. Compartirlo con ustedes. Al fin y al cabo Frank Miller es uno de los mitos de mi adolescencia (me veo tirado en la cama, o sentado al lado afuera de la casa, a pleno sol, tratando de convencerme de que eso que veía lo había dibujado alguien tan insecto como yo, tan libélula, tan hormiga, tan pulga, tan mosca, tan etcétera como yo); al fin y al cabo Frank Miller es una leyenda del cómic. Su reinvención de Batman se le agradece: lo que conocemos hoy de Batman, lo que nos intriga o choca o deprime, en fin, de ese tipo triste vestido de murciélago, se lo debemos en gran medida a Frank Miller. O digámoslo: se lo debemos primero a él. Frank Miller pertenece a la "gran industria Americana", es cierto; tiene, debe tener ahora mucha plata, es verdad; seguramente está, en materia de cotidianidad y de perspectivas, en las antípodas de mi vida, no lo puedo negar; tal vez, o es que tal vez no hay duda de ello, Frank Miller no sueña mis mismos sueños ni le atemorizan las mismas pesadillas que a mí; sin embargo, lo digo con la más rotunda y feliz "irresponsabilidad": me da exactamente lo mismo. Sólo me interesa saber que Frank Miller no es humano a la hora de dibujar, es un superhéroe —como los de sus dibujos y guiones, pero mejor, porque es humano y es imperfecto, y no es musculoso, se le cae el pelo, se le arruga la ropa, tiene pene, transpira, qué sé yo—, es algo fuera de serie en el mundo en serie de la historieta. Podría ocupar mil años de este blog para poner viñetas de cada uno de sus trabajos. Pero he optado por poner algunas tintas de SIN CITY, la ciudad del pecado que se parece demasiado al paraíso que he podido ver dormido —o en la vigilia de algunos días de mi vida cargados al barrote y a los filos metálicos—.
Tengo más de treinta años (desde hace siete años), aunque sólo cuando llegue a ser un adulto de verdad dejaré de maravillarme con estas cosas. Lo que soy incapaz de decir, y que es algo que las tarjetas de crédito no pueden comprar, es parte de mi fracaso como ser práctico y es la razón, pese a todo, de esta sonrisa.
K. Ramone
1 comentario:
Esos gustitos suyos, se tranforman en colectivos, tienen la tendencia de colarse cerca de mis gustitos. Y aunque él se sumerja en su bóveda de mc pato, es porque quizás la dibujó tan real, que finalmente terminó, zambullido en sus sueños.
Me encantó, esa manera de decir su edad.
Mis saludos y abrazos, sinceros, sinceros.
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